domingo, 22 de abril de 2018

Sensitivity readers: escribiendo para una sociedad insensible

¡Hola de nuevo, camaradas!

Hace un par de meses, las Redes Sociales estuvieron revueltas a causa de una figura llamada "sensitivity reader". Se levantaron auténticas batallas campales entre detractores de dicha profesión y personas que, con razón, defienden su existencia.

Yo preferí hacerme a un lado ya que no la consideraba mi discusión, pero he decidido que, en vista del porcentaje de personas dentro del mundo literario que se ha manifestado en contra de este tipo de profesionales, debo mostrar mi apoyo aprovechando que me encuentro en el lado privilegiado de la polémica.

Antes de empezar, una pregunta: si fuerais a escribir sobre un personaje que sufre de depresión o cualquier tipo de enfermedad mental, o si quisierais describir las labores de un personaje que trabaje de abogado o mecánico, ¿no buscaríais alguna manera de darle realismo y credibilidad? ¿Y cómo lo haríais? Supongo que lo primero que se os ocurriría es leer artículos sobre estas enfermedades o publicaciones de personas que se dediquen a las profesiones que queréis representar, ¿no? La investigación constituye una parte MUY importante de la escritura. Aunque también podríais preguntarle a alguna persona que sufra de depresión o que trabaje de mecánico. Incluso aunque haya decenas de artículos, siempre es mejor preguntarle directamente a alguien que esté involucrado con ese campo sobre el que queréis escribir. ¿No creéis?


El sensitivity reader, también conocido como "lector de sensibilidad" o "lector sensible", no es más que una especie de lector beta pero que se encarga de asesorar al escritor sobre temas que escapan a su experiencia. Véase: temas culturales, orientación sexual, identidad de género, raza, enfermedades crónicas... Cada sensitivity reader está especializado en el área que le concierne a él o a ella, así que se encargará de analizar el manuscrito en busca de estereotipos dañinos, clichés, prejuicios... Cualquier cosa que dé una representación equivocada del colectivo (o colectivos) al que pertenece.

En efecto, los lectores sensibles surgieron con la intención de acabar con los prejuicios acerca de los colectivos minoritarios que abundan en el mundo de la literatura. Es por ello que se sobreentiende que los únicos que pueden trabajar como lectores sensibles son quienes pertenecen a dichos colectivos. ¿Por qué? En este punto, muchas personas dan un pisotón en el suelo mientras inflan los mofletes, indignados porque no se quiera contar con su ayuda para esto. Pero... Sed sinceros. ¿Quién va a conocer los problemas y prejuicios que afectan a un colectivo mejor que alguien que pertenezca a ese colectivo? Si no fuera por los lectores sensibles de color, seguiríamos creyendo que describir la piel de una persona negra como "de chocolate" es algo correcto y poético...

Bien, pues como no podía ser de otra forma, tan pronto se hizo el nombre del sensitivity reader popular empezaron a salir detractores de esta profesión, en su mayoría escritores y creadores de contenido en general, muchos de ellos en la década de los treinta a los cuarenta (los típicos que suelen quejarse sobre "los millennials y sus inventos" aunque ellos mismos son millennials) y otros tantos de mi edad, todos quejándose de censura y de esta supuesta "dictadura de lo políticamente correcto". Porque, claro, querer informarse para escribir bien y no transmitir estereotipos dañinos es un crimen, ¿verdad?


Es normal pensar que el trabajo de los lectores sensibles es una chorrada innecesaria cuando eres blanco, no perteneces al colectivo LGBT y no tienes ninguna enfermedad, al menos no una que afecte en medida descomunal a tu vida. Es fácil vernos bien representados en casi cualquier novela, por lo que no vemos la importancia de una figura que pudiera avisar a los escritores cuando escriban algo que nos dé una mala representación. De hecho, dejadme reformularlo: la representación nos da como que bastante igual; ni siquiera es algo en lo que nos fijemos. Pero no es así con los miembros de estos colectivos minoritarios, mucho más vulnerables y con bastante menos representación, no sólo en las propias novelas, sino en este mundillo como escritores, editores, correctores, etc.

Y no, el trabajo de los lectores sensibles no es innecesario. Pensad en las novelas infantiles y juveniles, en lo impresionable que es su audiencia. Muchas de nuestras ideas, de los factores que componen nuestra ideología, vienen de lo que consumimos de pequeños (series, videojuegos, novelas, películas...); no podéis haceros a la idea del impacto que tienen todos estos elementos en nosotros. Si construimos nuestra infancia y nuestra adolescencia sobre clichés racistas, homófobos o machistas, lo normal será que seamos racistas, homófobos y machistas de mayores, y no veremos nada de malo en la perpetuación de estos estereotipos que tanto daño están haciendo. Yo misma, a pesar de ser blanca y heterosexual, a menudo siento vergüenza ajena leyendo fragmentos de novelas escritas por autores que representan a las mujeres a través de los dos estereotipos de toda la vida. ¿Cómo se sentirá una persona de color al descubrir que todos (los pocos) personajes que encuentra de su misma raza en novelas juveniles suelen ser utilizados como villanos? Lo miréis como lo miréis, no está bien.

Así habla un escritor de una periodista cuya hermana fue asesinada hace sólo
tres días; vergüenza ajena es decir poco

Del mismo modo que nos documentaríamos sobre la España de la Guerra Civil para escribir sobre esa época, ¿por qué no íbamos a preguntarle a una persona en silla de ruedas cómo es su día a día si queremos escribir la historia de un personaje que use silla de ruedas? Tenemos que admitirlo: no podemos escribir sobre una realidad ajena con exactitud sin una mano de fuera; siempre vamos a acabar recurriendo a estereotipos y clichés que suelen ser dañinos en su mayoría. Como escritores, deberíamos evitar una representación desinformada, al menos si de verdad nos importa incluir diversidad en nuestras historias.


Aunque a los opositores a la figura del sensitivity reader se les llena la boca con la palabra "censura", poco tienen que ver los lectores sensibles con esta. Los lectores sensibles no están para dulcificar ni ablandar nuestras obras. No va a eliminar los personajes racistas o machistas que hayamos creado puesto que estos personajes no son malos per se, ya que pueden ser útiles si se les usa  para criticar sus creencias y sus acciones. El trabajo de un lector sensible es detectar problemas de representación, tan simple como eso. Comparar a los lectores sensibles con la Iglesia (sí, los detractores están on fire) es ridículo y absurdo porque, al fin y al cabo, es el escritor quien tiene la última palabra. El lector sensible nos señalará los elementos hirientes y/o perjudiciales y nos propondrá alternativas, pero nosotros elegiremos si hacerle caso o no.


Los lectores sensibles no están sólo para señalarnos nuestros errores en nuestro trabajo, sino que también pretenden ayudarnos a ampliar nuestro punto de vista, a acabar con los prejuicios. A sensibilizarnos. De ahí su nombre.


En Estados Unidos, la figura del sensitivity reader lleva décadas vigente y hasta tienen una base de datos mediante la cual poder contactar con lectores sensibles y en la que figuran sus especialidades y sus tarifas. No sé cuánto tiempo llevarán existiendo en España. La verdad es que yo empecé a oír sobre ellos hace apenas un par de meses, y su presencia no parece estar muy extendida, ni mucho menos profesionalizada. De hecho, bastantes realizan el trabajo de manera voluntaria con toda su buena fe, aunque yo os animo a no aprovecharos de ellos y pagarles (parece mentira que tenga que decir esto, pero ya he visto a mucho y mucha caradura por ahí). Su labor es muy valiosa y no la apreciamos lo suficiente.



Ya para terminar, quiero hacer un llamamiento a todos los escritores y escritoras (y creadores de historias en general) que estén en mis mismas circunstancias. Dejemos de mirarnos el ombligo. Abramos el cajón de la empatía. Abandonemos de una vez el egoísmo y el desinterés por los problemas que no nos atañen. Dejemos de lloriquear cada vez que recibimos alguna crítica que pueda ayudarnos a ser no sólo mejores escritores, sino también mejores personas. Si de verdad nos preocupa la diversidad y no queremos incluirla en nuestras historias sólo porque "está de moda", nos daremos cuenta de la importancia de todo esto.

¡Y hasta aquí la entrada de hoy! Sé que llego un poco tarde y lo más seguro es que ya todo Dios haya leído sobre este tema, pero he querido pensármelo bien y elegir bien las palabras, que del mismo modo que quería mostrar mi apoyo desde el lado privilegiado, por ello precisamente quería asegurarme de que no difundía ninguna idea equivocada.


¡No dudéis en aportar vuestro granito de arena si queréis!

¡Un abrazo! ♥

miércoles, 4 de abril de 2018

¡Usad referencias, malditos!

Noooo, qué va, el título del artículo no está para nada inspirado en el vídeo "¡Copiad, malditos!". Para nada...

¿Qué tal, camaradas?

Una pregunta, ¿vosotros usáis referencias a la hora de dibujar? ¿Sí? ¿No? ¿Por qué? ¿Copiáis de fotografías, de la vida real? ¿De dibujos de otros artistas? ¿Qué dibujos os salen mejor, los que sacáis al 100% de vuestra imaginación o en los que usáis referencias? ¿Preferís usar referencias o huis de ellas como del Diablo?

Es común encontrarse con artistas que evitan usar referencias. Yo era una de ellos, hace años, cuando no tenía ni idea de nada (ahora no es que sea una experta, pero algo he aprendido) y, curiosamente, mis dibujos eran bastante peores. Cuando utilizamos referencias, tendemos a sentirnos culpables: culpables porque lo atribuimos a hacer trampas, a ser un vago o incluso a ser un mal dibujante. Un inútil. Un fracaso. "¿Por qué no he sido capaz de hacerlo totalmente de cabeza? ¿Cómo he podido caer tan bajo como para tener que copiarme?", nos preguntamos a nosotros mismos.


¿Quién no ha usado alguna vez uno de estos como referencia?


Pero, ¿qué es usar referencias?

Antes que nada, conviene recordar que usar referencias NO es copiar. Copiar es hacer un dibujo exactamente igual que otro. Cuando buscamos referencias podemos simplemente estar inspirándonos, mirando ilustraciones hechas por otros artistas que nos gusten y que puedan ayudarnos a encontrar nuestro propio estilo. Usar referencias también supone mirar imágenes que puedan ayudarnos a dibujar un elemento que nos esté costando mucho hacer. Imágenes u otras personas, ojo.

¿Alguna vez habéis contemplado vuestra propia mano para dibujársela en la misma posición a un personaje? ¡Pues eso es usar referencias!



Dejando de lado trucos como el matte painting o el empleo de modelos de 3D en ilustraciones 2D, la manera ideal de asegurarse cierto realismo en un dibujo es el uso de referencias. Y no sólo me refiero al realismo en el sentido anatómico. Por mucho que tu estilo sea 100% cartoon americano (tipo Steven Universe), necesitarás usar referencias porque las poses, fondos y los movimientos de los personajes deberán ser plausibles. ¿Alguna vez habéis mirado una ilustración, del estilo que sea, y os habéis quedado embobados con lo bien que funciona? Ya sea por la fluidez de la pose, lo bien empleados que estén los volúmenes o porque parezca que puedes tocar algún objeto, algo te dice que ese dibujo está bien hecho. Es muy sutil y puede que incluso ni te des cuenta. Pues bien, ese artista ha usado referencias, te lo aseguro.

En mi época oscura en la que pensaba que usar referencias era de perdedores, en la que incluso llegué a creer seriamente que los grandes artistas no necesitaban utilizar referencias (en serio, ¿cómo podía ser así?), cometía un error garrafal: cuando no sabía cómo dibujar algo, lo seguía intentando hasta que me salía. Pero a palo seco, ahí, sin fijarme de nada. ¿No sabía cómo dibujar un puño cerrado? Da igual, seguía trazando líneas hasta que salía algo que se me parecía. ¿Y sabéis qué es eso? ¡Eso es darse cabezazos contra un muro!

Si no sabes dibujar un puño cerrado, pues no sabes dibujar un puño cerrado. ¡Da igual! ¡Nadie nace aprendido! En lugar de frustrarte e insistir en dibujar figuras deformes que pretenden asemejarse a un puño cerrado, deja el orgullo a un lado y busca imágenes en las que aparezcan puños cerrados. Contémplalas. Asimílalas. Mira puños cerrados desde distintos ángulos. ¡Aprende cómo funciona un puño cerrado! Una vez lo comprendas, podrás dibujar puños cerrados como churros.



Sí, mirar referencias es un rollo, lo sé. Hay artistas que se dedican a publicar fotos de ellos mismos posando para que no tengamos dificultades para encontrar referencias. Porque esta puede ser una tarea ardua, ojo. Y ya ni hablemos de lo molesto que es tener que estar saltando de una pestaña a otra en Photoshop para ir fijándonos de nuestra imagen (o imágenes) de referencia. Como esto me parecía odioso, yo lo que hago es pegar mis imágenes en el lienzo del propio dibujo que voy a hacer. A veces ocupan demasiado espacio y sigue siendo un follón, pero es mejor que tener que estar cambiando de pestaña.

Pero no. No hay ninguna manera mágica de volverse mejor dibujante: hay que usar referencias. Punto.


¡Pero usar referencias es hacer trampas!

No. Hacer trampas sería calcar un dibujo o copiar íntegramente una ilustración de otro artista y atribuirte el mérito. Cuando usas referencias, incluso aunque estés copiando literalmente el puño (sí, me ha dado con los puños) de otro dibujo que seguramente tenga poco que ver con el que tú estás haciendo, mientras sólo sea el puño y lo estés haciendo a tu manera y adaptándolo a la pose, escena y coloreado de tu ilustración, NO estás haciendo trampas. Has empleado tu propio esfuerzo. ¿De qué manera es eso hacer trampa?

Porque todo el mundo utiliza referencias. Incluso esos artistas a los que tanto admiras y que tanto te inspiran. Que no te engañen los speedpaints en los que el ilustrador de turno no cambia de pantalla ni un solo segundo. Podría haber cortado los momentos en los que ha cambiado de pantalla, o podría tener la cámara sólo enfocada en el lienzo mientras que tiene la ventana abierta con la(s) referencia(s) en otro lugar de la pantalla. ¡Diantres, es que incluso los grandes artistas de Disney utilizan referencias!



Porque nadie sabe dibujar absolutamente todo. Y es que, aunque se sea ya un experto, es inteligente asegurarse de que lo que se ha dibujado tiene sentido mirando alguna fotografía de referencia. El artista del que estoy sacando todas estas viñetas de fondo gris es todo un ilustrador profesional, y él mismo nos demuestra cómo, incluso estando en su nivel, que no es precisamente bajo, usar referencias es lo más acertado que podemos hacer.

Nos muestra una ilustración que, bueno, la miras y dices... Pues está bien. ¿No? ¿No os parece que está bien hecha esta ilustración? ¿No está genial ya de por sí?



Pues sí, quizá podría haberla dado por acabada. Se nota que es un artista experimentado, que ha dibujado mucho. Pero precisamente por eso, por tener experiencia, es capaz de darse cuenta de que algo no encaja. No ha mirado ni una sola imagen de referencia, y eso se nota. A continuación nos muestra varias fotografías e ilustraciones que presentan los elementos que él pretende incluir en su propio dibujo, y aplica texturas y tonos semejantes para agregarle un mayor realismo. Antes, su ilustración estaba bien. Ahora, dicha ilustración tiene sentido.

No puedes depender de tu memoria para siempre. ¿Sabéis qué es la biblioteca visual? Se les denomina así a las cosas (poses, objetos, tipos de cabello, animales, etc.) que podemos dibujar totalmente de cabeza, sin fijarnos de ninguna parte. Estas cosas, en su mayoría, serán las que más hemos dibujado a lo largo de nuestra vida. Yo, por ejemplo, he dibujado tantos pin ups que me sé de memoria la anatomía femenina normativa y puedo dibujar a una chica en cualquier pose sugerente sin usar referencias.

Ser un buen artista no sólo consiste en usar referencias. Esto es obvio. Si estás empezando y tus habilidades son mediocres, por muchas referencias que emplees, lo más probable es que tu dibujo no sea una obra maestra. El arte es muy complejo y necesitas comprender un poco de todo para considerarte siquiera un poco bueno. Pero sí, tener una biblioteca visual amplia ayuda y es síntoma de ser un buen profesional, porque además indica que has practicado y dibujado muchas cosas a lo largo de tu vida.

No hay más. Si quieres dibujar muy bien, pues tendrás que usar muchas referencias. No debemos sentirnos culpables por ello. Ni creernos peores. No hemos caído bajo ni nada por el estilo, sólo queremos aprender. Ojo, y del mismo modo que usar referencias no te convierte en un perdedor ni en un tramposo, no usarlas no te convierte en el más pro del lugar. Por muy extensa que sea tu biblioteca visual, nunca deberías considerar dejar de usar referencias. Aunque tires menos de ellas, nunca te creas demasiado bueno como para usarlas de vez en cuando.


Dejamos de evolucionar en el momento en el que nos creemos expertos en algo.



¡Y eso es todo por hoy! Esta entrada ha sido muy importante para mí, me ha salido del alma, porque yo he estado en esa situación y es muy duro entender y asumir que no eres ni la mitad de bueno que te creías, que aún te queda mucho camino por recorrer. Pero no es malo. Está bien, y ayuda a ser humilde. También ayuda a ver que los artistas a los que tanto idolatramos tienen inseguridades y son conscientes de sus defectos (porque los tienen). Y eso siempre hace sentir mejor respecto a uno mismo.

Tengo más entradas pensadas y voy a intentar publicarlas lo antes posible. Mi vida está un poco patas arriba en este momento, ¡pero no me olvido de vosotros! ¡Espero haberos hecho sentir algo mejor con esta entrada!


¡Un saludo! ♥


Podéis leer entero el cómic/tutorial del que he sacado las viñetas aquí :)